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GALLETAS DE NAVIDAD SIN BASURA


Hace unos cuatro años me inventé mi propia tradición de navidad. La iniciativa fue el plan de contingencia al hecho que no iba a haber cena de navidad con mis amigos. Entonces decidí que sería un fin de semana galleteando. La dinámica muy sencilla: yo pongo los ingredientes y quien quiera acompañarme simplemente trae vino.

Al inicio el reto era traducir las recetas de alemán a español (gracias Julia por el libro de galletas navideñas alemanas) y conseguir los ingredientes, las bandejas y demás herramientas. Nunca en la vida había horneado nada sin que mi madre supervisara, pero parecía ser una buena idea... Y lo fue.

El viaje a conseguir los ingredientes se dividía entre un súper que empieza con W y uno que empieza con A, acá cerca de mi casa.

La lista de ingredientes, fácil:

  • Almendras y nueces

  • Mazapán

  • Harina

  • 3 tipos de azúcar

  • Huevos

  • Mantequilla

  • Arándanos

  • Chocolate

  • Entre otros…

Para hacer el cuento corto, las sesiones de galletas se han disfrutado cada año.

Pero ninguno como este 2016.

¿La diferencia?

EL PROPÓSITO.

Me encantaría explicarles cómo pasé de ver los ingredientes como meros ingredientes, a verlos con toda seguridad de esta manera:

  • Varias bolsas

  • Bolsa metálica y caja

  • Bolsas de papel

  • 3 tipos de bolsas

  • Cartón y envoltorio plástico

  • Recipiente plástico

  • Otra bolsa

  • Bolsa u otro empaque

  • Entre otros…

Espero que entiendan mi punto.

Llevo ya un año por lo menos despertando mi consciencia sobre el impacto que tienen mis decisiones de compra en el ambiente. Ese tipo de pensamiento me hizo actuar completamente diferente este año.

EL PLAN MAESTRO:

  • Calcular el volumen de ingredientes que debía comprar

  • Alistar suficientes recipientes reutilizables

  • Acomodarlos en el bulto

  • Tomar el bus hacia el MERCADO CENTRAL DE SAN JOSÉ

(en esta parte seguro a muchos se les para la peluca y suena música de terror)

¡Fue espectacular!

En menos de 5 minutos de estar en el Mercado tenía identificada a mi proveedora de ingredientes a granel. Le comenté mi misión a la muchacha que me atendió. Listo. Unos 20 minutos después salí con la frente en alto (incluida la canción de súper heroína).

La evidencia:

En el mercado

El resultado: solo la mantequilla, la maicena y la menta venían empacadas.

Si quieren saber, esto incluye 2.5 Kg de harina y 1.5 Kg de mantequilla. Todo gracias a un bulto, una bolsa de tela y varios recipientes reutilizables. Sin pagar parqueo, gastar gasolina y lo mejor: sin basura para el ambiente.

Aclaro que no eliminé el papel encerado, aunque si logré reutilizar varios pedazos. Será una misión para el próximo año.

¿Qué con todo este cuento?

Quiero invitarlos a crear un nuevo mundo, un nuevo ambiente.

Desde que entré en la constelación en pro de la eliminación de desperdicios desde el inicio de la cadena de consumo, he dejado de ver las cosas por el producto y he podido abrir los ojos a lo que realmente estoy comprando (lo que quiero eliminar): EL EMPAQUE.

El empaque = la basura

Hay un mundo distinto allá fuera, lejos de la comodidad y la conveniencia. Cada vez somos más los que, con mayor intensidad, promovemos los cambios de costumbres que con toda seguridad harán al mundo girar de otra manera.

¿QUIÉN SE APUNTA?

Solo para antojar, acá les dejo unas cuantas fotos de las galletas.

¿Les gustaría poder vivir con menos desecho la próxima Navidad?

¿Se imaginan una Navidad sin tanto molote?

Sería un honor servirles en este proceso. Pueden ingresar su correo electrónico en la casilla más abajo y recibirán un artículo nuevo cada jueves enviado personalmente por mi.

Claro, si les gustó la lectura y la idea, compartan con sus amigos y familiares y seamos todos parte de un mundo más limpio.

¡Nos vemos pronto!

Di Vargas


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