En Costa Rica, sobre todo en oficinas, los minutos luego de desayunar y almorzar son cruciales. El desfile a lavarse los dientes es casi obligatorio. Algunos aprovechan para ponerse al día con los compañeros, otros van apurados, algunos usan hilo dental, se prestan la pasta, cepillan y de regreso a trabajar. Esta escena tan habitual no invita normalmente a pensar en más, sin embargo, acepté el reto de sacarle provecho y se los cuento a continuación.
¿Qué hace uno con los tubos de pasta de dientes?
Estuve viendo opciones, entre ellas reutilizarlos como manga de cocina, para decorar queques o galletas, pero ¿qué tanto puede usarlo alguien que no hace queques? ¿Cuántos tubos de pasta puede generar uno al año? Tampoco estoy para hacer manualidades a cada rato. Por esto las opciones de reutilización no me convencieron. Me siguió la curiosidad y me puse a experimentar.
Este es un tema delicado porque los dientes son importantes. Los que disfrutamos comer y comer los ocupamos bastante. Yo en lo personal no estoy dispuesta a ponerlos en riesgo. Los que me conocen saben bien que paso sonriendo todo el tiempo. Y no es una sonrisa tímida, de verdad abro la boca y muestro los dientes, por lo que preferiría que me duren años de años. Si no me creen, fíjense en las fotos de mi página de presentación.
Llevo varios meses probando opciones. Voy a contarles de cada una y cómo ha sido la experiencia de usuaria. Considero que a la gente se le olvida a veces mostrar los “inconvenientes” que implica el intentar algo diferente; yo quiero mostrarles la realidad de mi proceso. Asimismo, sin duda les estaré informando si en el transcurso de estos experimentos tuviese algún efecto adverso.
La lista de opciones va siendo:
Bicarbonato de sodio
Aceite de coco
No usar pasta
Pastillas de carbón
Pasta de arcilla
¿Cuál será la ganadora?
BICARBONATO DE SODIO
Para empezar, me puse a jugar de valiente y compré un paquete de bicarbonato de sodio para lavarme los dientes. Ya había conversado al respecto con mi compañera de trabajo, ella ya lo había usado en algún momento. Eso me dio más confianza y aproveché... Ir a la farmacia y pedir el bicarbonato, salir con la frente en alto, ir a la casa, comer y luego la prueba.
Pero antes de eso viene LA DUDA:
¿Y ahora qué hago con esto?
¿Cuánto se aplica?
¿Con o sin agua?
¿Se mezcla con algo?
¿Sabrá feo?
En lo que he leído anteriormente no dice nada de mojar, ni de cantidades o demás detalles. Dice “bicarbonato de sodio” pelado. Al final apliqué un poquitito (por no decir apenitas una mini pizca) sobre el cepillo mojado y vámonos. Inicialmente si sentí limpieza y no pasó nada del otro mundo. Se sienten unas burbujitas entre los dientes que me hicieron pensar “está surtiendo efecto”, pero luego de 4 cepilladas quedé con las encías sensibles. Mi compañera de trabajo me dijo que eso era normal y ya San Google confirmó los contras de usar bicarbonato para lavar los dientes de manera regular.
Acá uno podría pensar, con un poco de vergüenza, “y ya que le había contado a todo el mundo sobre mi experimento, ¡ay que pena llegar mañana contando mi desdicha dental!” Pero la verdad conmigo eso no va, entonces… Va de nuevo.
ACEITE DE COCO
Me di la vuelta por la macrobiótica a ver si conocían productos naturales para sustituir la pasta regular. Me dieron aceite de coco y pastillas de carbón. La experiencia con el aceite estuvo bien. No sabe a nada y debe colocarse solo un poco sobre el cepillo, sino queda todo embarrado al terminar. Creo que ayuda a sentir que uno se cepilla con algo, pero no necesariamente da un sentimiento de frescura y limpieza.
También intenté mezclar aceite de coco con bicarbonato, lo cual no duró mucho. Pasaron unas cuantas semanas y empecé a notar unas manchas negras en los dientes. ¡NOOOOOO! [música de terror] Seguro la combinación abrasiva del bicarbonato y el pegoste del aceite lograron hacerse notar. Por dicha me tocaba la visita a la dentista, me limpió los dientes y me dio buenos consejos para seguir con mis pruebas. Lo más importante es que las manchas no eran nada del otro mundo, no había indicios de caries y no pareciera que me vaya a morir por eso (todavía).
PASTILLAS DE CARBÓN
Mi dentista me advirtió NO usar las pastillas porque pueden manchar los dientes bastante. Yo que soy obediente no las usaré para esto. Antes de botarlas voy a tener que buscar una manera de utilizarlas para que no se desperdicien. Otro contra y fallonazo por parte mía es el empaque en el que vienen, lo pueden ver en la foto arriba, el cual no pensé cuando las compré...
NO USAR PASTA
Dicen por ahí que la magia de tener los dientes limpios no es la pasta sino la técnica de cepillado en sí… Mi dentista apoyó la afirmación. Pasé varios días cepillándome solo con el cepillo y agua. Se requiere más tiempo cepillando para sentir la boca fresca básicamente porque acá no hay nada mentolado para creerse limpio. De todos modos, el mega mentolado al que estamos acostumbrados tampoco me agrada mucho. No me gustó lavarme los dientes sin nada como para hacerlo a diario en este momento; sin embargo, me da la confianza de saber que no necesito la pasta siempre y puedo recurrir a esta opción en cualquier momento en lugar de comprar una pasta regular por la “emergencia”. Puedo saber desde ya que no voy a generar ese desperdicio en el futuro.
PASTA DE ARCILLA: LA GANADORA
Me la topé de casualidad en una actividad de Existencia Holística a la que asistí. La moderadora la producía y estaba ahí frente a mí, en un tarrito pequeño a 2.000 colones. Los ingredientes entiendo que son arcilla, aceite de coco y aceites esenciales. ¡Me la llevo! La he estado usando regularmente. Sabe bien, no es una merula. Será la emoción, pero siento de verdad que me ha blanqueado los dientes. Se ven brillantes. No hay sensibilidad. Conversé con la creadora del producto para en el futuro llevarle el tarrito para rellenarlo, lo cual es un PRO significativo. Si quieren probar esta pasta, contacten a Andrea por medio de la página de Kaya Sadhana. Dado que no todo es por interés económico, esta referencia es por puro amor al movimiento sin desperdicios.
Hasta aquí mi cadena de pruebas para lavarme los dientes como se debe, sin generar (tanta) basura. Por el momento me quedo con la pasta de arcilla. Aunque esta pasta ha sido mi preferida, toca recordar que hay personas que utilizan el bicarbonato de sodio para los dientes y no reportan averías, hay otros a los que les va de maravilla con el aceite con bicarbonato y aceites esenciales. El otro día oí a alguien que usaba agua oxigenada para limpieza profunda. Cada cuerpo es un mundo, así que no recomiendo descartar las opciones desde el inicio. Lean y prueben lo que mejor les parezca según sus necesidades. Solo así se puede formar el conjunto de herramientas para esta vida sin desperdicios.
¿Y ustedes qué? ¿Se apuntan a probar otras maneras de hacer las cosas? Yo mientras tanto sigo sonriendo.
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Di Vargas