Digamos que un día quieren ir a comer al mall.
¿Qué restaurante escogerían?
¿Sabrían si pueden evitar los empaques?
En algún momento creí que iba a ser difícil, pero el pensamiento del cero desperdicio me demostró lo contrario. Por eso es mi deber compartirles esta historia para que visualicen la situación y puedan ustedes ganar esta batalla también.
EL DÍA QUE ME INVITAN DE REPENTE A COMER FUERA
¿Adónde vamos?
Al food court del City Mall en Alajuela.
Acepto la invitación y de golpe me llega el pensamiento “diantres, vamos al food court”. Dudé por un segundo si iba o me quedaba. Si han ido al área de comidas en un centro comercial sabrán que la mayoría de establecimientos son comida rápida, entonces hay demasiado que rechazar. Pensé que recurrir a las herramientas verbales “sin pajilla”, “no me ponga el papel en la bandeja”, “sin bolsa por favor”, “sin tapa”, “sin servilleta”, “me lo llevo puesto”, entre otras, no son suficiente para enfrentarse a un food court.
De todas maneras decidí ir. No puede ser que me prive de salir con mis compañeros solo por las limitaciones que presenta el lugar del almuerzo. Yo puedo jugármela. Entonces mi cerebro toma automáticamente una nueva configuración: ANALISTA DE ENVOLTORIOS. Primero, hagamos un pequeño recuento de lo que podría comer, agreguen ustedes en su mente los nombres de los restaurantes:
Hamburguesas
Sándwiches
Pollo frito
Crepas
Paninis
Wraps
Kebabs
Pizza
Sushi
Helados
Churros
Comida china
Carnes
Ahora, pónganse a analizar la situación. Casi que todo lo incluido en esta lista viene con algún tipo de empaque: envoltorios, plato plástico o de “estereofón”, cubierto, vaso, tapa para el vaso, pajilla, servilleta (o para alguna gente, servilletasssssss), el papelito que ponen sobre la bandeja, salsas pequeñas, el cartón que le ponen al vaso de café, etc. Es un festival de basura. Se come en unos minutos, te quedas hablando un rato, pedís un helado o churro de postre y ahí está, el momento de despejar la mesa, botar todo al basurero (indiferentemente que tengan un espacio para separar la basura) y retirarse. Te crees (falsamente) un superhéroe por haber recogido tu bandeja, olvidas el asunto y vas de regreso al trabajo o a lo que sea que vayas a hacer posteriormente.
¿Qué puede una hacer para enfrentarse a ese ambiente?
Sin ganas de darme por vencida, decidí recorrer el lugar antes de comprar por impulso lo que se me antojara. Créanme que opciones hay tanto para lograr mi meta como para comprar por antojo. En esa vuelta me topé unos cuantos establecimientos de comida china y tradicional, en los cuales te sirven comida preparada tipo bufet, pero en algunos te sirven en plato de plástico y dan cubiertos plásticos. No sé ustedes, pero prefiero comer comida de verdad con utensilios de verdad. Me da mucha pereza comer con cubiertos de plástico en un plato todo débil al que no le cabe bien la comida.
Y COMO ARTE DE MAGIA ENCUENTRO LA SOLUCIÓN: un restaurante de comida tradicional que sirve en plato de verdad con cubiertos de verdad. ¡Wooooow! El lugar merece ser nombrado, se llama A lo tico. Te dan cubiertos si uno los pide y deja 500 colones de depósito, que te devuelven después de comer. En este caso había encontrado una opción que se alineaba a mi propósito, pedí mi comida con todo gusto y me senté con mis compañeros a disfrutar la salida. Así se ve el asunto:

Lo único que vino empacado, por culpa mía de no preguntar de previo, fue la salsa picante adicional. Y sí, yo sé, carbohidratos y medio, pero no me van a negar que es mejor esto que el combo de cualquier otra cadena de comida rápida disponible en el lugar.
Comí rico y luego llevé de regreso los cubiertos. ¡Lo logré! Ir al food court sin generar basura. De hecho, me salió más barato comer de este modo que pedir un combo en otro lugar. Ganancia para mí desde todo punto de vista. Por si no lo habían notado en otros de mis artículos sobre comida, generalmente es más barato comprar sin empaque: dado que el vendedor se ahorra el material extra, no te lo cobra. Pagas solo por el producto.
EN RESUMEN, SIGAN ESTOS PASOS SI DEBEN IR AL FOOD COURT:
No compren por puro antojo. Su cuerpo y su billetera lo agradecerán.
Den una vuelta y observen cómo sirven la comida: busquen comida si envoltorios.
Si sirven en plato plástico, SIGAN CAMINANDO. No tengan miedo de ir hasta el final del pasillo.
Pregunten por plato, cubiertos metálicos y vaso reutilizable. A veces no los muestran, pero hay disponibles.
Si del todo no encuentran un lugar como A lo tico, acudan al paso 2 del cero desperdicio [reducir]: busquen comida que venga poco envuelta, prefieran papel antes que el plástico.
Piensen si de verdad quieren volver a ir al food court. ¿Vale la pena?
Confesión de fin de artículo:
Acepto que de vez en cuando se me antoja comer unas papitas de ese restaurante que tiene la M amarilla… Oh qué deliciosas papitas… Hubo un tiempo en el que me comía unas papas grandes con mayonesa y salsa de tomate en una sentada. Mas decido ya no comprar ahí, no se vale, no puedo estar ensuciando el mundo a puro gusto. Igualmente, el mundo tiene suficientes problemas de sobrepeso y triglicéridos como para seguir aportando a la causa.
Esta historia, como muchas otras, no fue planificada. En ocasiones nos toca tomar decisiones de momento, no siempre está una preparada para enfrentar una situación, por lo que es necesario ser imaginativa y hacer lo mejor que una puede. Me encantaría saber cómo les va a ustedes en una experiencia similar. De todo puede pasar cuando se quiere cambiar de hábitos.
Por último, suscríbanse a este blog para que sigan conociendo sobre el estilo de vida sin desperdicios. No olviden compartir este artículo con sus familiares, conocidos y amigos. Espero serles de ayuda para que se animen a aplicar algunos consejos en sus rutinas. Que no se los cuenten… ¡Vívanlo! No me pueden decir que no les dije cómo.
¡Hasta pronto!
Di Vargas