Interesante sentir que no tenemos que ponernos cuando estamos frente un clóset, sin importar si estamos apurados para un compromiso o solo vamos a hacer mandados. Hasta para hacer deporte se oye decir a alguien “no tengo nada de ropa”. Es completamente válido querer comprar cosas nuevas o desear un artículo en específico para destacar nuestra personalidad, tal vez si nos hace falta y realmente lo ocupamos. Independientemente del motivo de nuestras compras, llegará un punto en el que tenemos lo suficiente o más y no nos damos cuenta. En lugar de ser felices con lo que tenemos, nos hacemos la idea de que nos falta más, tenemos un vacío, aparentemente estamos incompletos.
Nos apoyamos en la posibilidad de compra y dejamos que las prendas se añejen ahí guardadas. Por su puesto vamos a preferir la camisa más nueva porque seguro está más fresca, recién lavada y hasta planchada (si ustedes son de esos). En cambio, la camisa que abandonamos hace meses está apachurrada y puede oler a humedad; en ese estado a cualquiera le da pereza dedicar el rato a revivirla.

Gracias a la limpieza minimalista de hace unas semanas, seleccioné la ropa en buen estado y que me gusta más, la colgué en el armario y el siguiente paso a seguir fue muy claro: aprovechar al máximo mis recursos, ya que pareciera que sí tengo un par de cosas para ponerme. Entonces…
A partir de hoy, jueves 9 de marzo de 2017, no compraré ropa por 1 año.
Llevo rato siguiendo gente que comparte la idea y reconozco la utilidad de este tipo de retos para lograr varios objetivos: ahorrar dinero, reducir materiales innecesarios y aprovechar al máximo las cosas. Todos estos puntos son parte del universo del cero desperdicio. De manera congruente, pues, he decidido no comprar más por un tiempo.
Entiendo que nuestros atuendos y cómo nos presentamos al mundo sigue siendo un tema sensible para muchos, se vincula con el prestigio, la clase social, el área de trabajo, los pasatiempos, entre otros. Por eso, no espero una avalancha de gente que haga lo mismo que yo en este preciso instante. Si quieren acompañarme, bienvenidos sean. Y si no, les prometo que hay otras opciones menos extremas para lograr objetivos similares por medio de la ropa. Mi situación en este momento me permite tomar un camino más estricto y estoy dispuesta a completar el año.

“PARECÉS RETRATO”
Con tal de llevar el tema por el camino divertido, me puse a recordar las frases que se le dicen a alguien que viste lo mismo en varias ocasiones y me preparé para enfrentar con agrado la frase “parecés retrato”. Uno pensaría que, si debo disponer solo de mis prendas actuales sin agregar nada nuevo (o usado), llegaré a verme como una fotografía. Por dicha tengo una estrategia montada para evitar verme igual, pero más que todo para permitirme disfrutar y redescubrir mis pertenencias:
Separo las piezas que ya me puse y elijo combinaciones solamente con las que faltan.
¿Ven qué original?
Esta vez ordené el armario por categorías, todo colgando para fácil acceso: jackets, blusas y camisetas, vestidos, pantalones, lycras de ejercicio y pijamas. Si, también tengo las pijamas colgando y también pasan por el proceso. Cada categoría tiene su sección de usado y por usar, con esto se le da la oportunidad a todo el ropero. Inténtenlo con sus armarios actuales para que vean qué bien les sale independientemente de cómo lo tengan organizado. Con el tiempo esta práctica nos permitirá ser creativos en nuestras escogencias y encontrar gran cantidad de combinaciones distintas.
En todo caso, todo el mundo tiene unos pantalones de mezclilla que prefieren sobre otros, ahí andan para arriba y para abajo y seguramente la gente ni se da cuenta. Es usual tener unas cuantas prendas que destacan en uso, la diferencia es que ahora todas las mías van a destacar; por ende, me aseguraré de no dejar blusas apachurradas y olvidadas.
Acepto este proyecto sin preocupaciones porque estoy acostumbrada a andar cosas usadas, fuese de una tienda de segunda mano, herencias familiares o de las famosas tiendas vintage. Creo que vestir mi propia ropa podría ser más glamuroso aún, y si no lo es, no importa.
¿DE VERDAD TENÉS TODO?
Pensando en mi futuro próximo, debo admitir que posiblemente si ocupo adquirir ciertas cosas. Si revisan retos similares, hay alguna flexibilidad en el asunto. Yo tengo una pequeña lista de permisos de compra, la cual incluye 2 artículos actualmente en mi haber, pero tienen gran potencial de dañarse y son necesarios en mi vida, y 2 artículos muy útiles para mis planes a futuro, a menos que lleguen a cambiar. Los artículos seleccionados tienen un motivo y son para respetar; el límite sigue en pie y tengo prohibido incluir otras por puro gusto. Claro, en este punto solo puedo imaginar qué puede ocurrir en el próximo año, no obstante, me motiva ayudar al mundo a ahorrar los costos de operación, las etiquetas y los envoltorios involucrados.
¡Y ya! Eso es todo. No tengo más cosas que añadir a mi vestuario. Actuaré dentro de mis posibilidades para cumplir con este reto. Ojalá ustedes experimenten con la idea, en algún tiempo podremos ver los resultados y estaré contenta de compartirlos con ustedes.
¡Saludos!
Di Vargas