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LA COMIDA NO SE BOTA

Por pereza de cocinar, por comprar más de lo necesario, no acabar los “gallitos” de mamá, preferir un restaurante o solo por casualidad, lo cierto es que botamos comida cada semana.

Cualquiera pensaría que se trataba solo de cáscaras, pero no…

¡Obvio que no!

En mis inicios en este estilo de vida, vivía en un apartamento y decidí eliminar el basurero de la cocina con el fin de forzarme a cocinar produciendo menos basura. Fue sencillo encargarme de los materiales de empaques porque los lavaba y reciclaba como es costumbre.

Desde un principio preferí congelar lo orgánico hasta que pasara el camión de la basura y ahí fue donde encontré el mayor problema: día a día se acumulaban los restos en la bolsa. ¡Terminaba botando una bolsa a la semana!

O sea, si gastaba 30.000 colones en comida, al basurero se me iban por lo menos 5.000 entre la leche que se agrió, la zanahoria que se puso blanda, el pan que agarró moho, el arroz que no me comí o por alguna receta estropeada.

Creo que es normal que se descarten restos en el proceso de cocinar, pero este no era el caso. Seguro alguien hubiese querido comer esas cosas que yo boté.

Entonces, ¿qué se hace para cambiar eso?

Para darle vuelta a esta situación, he identificado 2 hábitos sencillos para empezar a acabar con los residuos de comida en el hogar. Destaco acá la importancia de “empezar a”, porque las costumbres se modifican de a pocos. Por algún lado hay que comenzar.

Los siguientes puntos son fáciles de aplicar desde ya para establecer la base de trabajo; el primero nos da el estado actual y el segundo mitiga el desperdicio futuro.

REVISAR LA FECHA DE VENCIMIENTO de lo que ya tenemos en casa. En casa, nos topamos cada cierto tiempo con una salsa exótica arruinada al fondo del refrigerador. Por eso, al revisar el vencimiento de los productos olvidados nos damos cuenta si ya hemos perdimos sopitas, cremas, salsas y muchos otros ingredientes.

Analizar los productos vencidos es una buena manera de hacer un alto, observar la situación actual y filtrar la lista de compras, en especial si pensamos en dos filtros adicionales:

Nunca lo abrí: se ocupan varios meses para que venza una sopa Maggi cerrada. Tómenlo como una señal si encuentran algo así vencido en su alacena.

No lo acabé: si encuentran una botella de mayonesa por la mitad y vencida, sería mejor no comprar una botella tamaño industrial la siguiente vez, por ejemplo.

Para los alimentos que no traen fecha como las frutas y verduras debería ser sencillo saber cuándo ya se arruinaron sin usar del todo o ya cocinadas. El fin es el mismo, entender qué comemos realmente.

En mi casa hemos encontrado cosas vencidas con fecha de 2015 mínimo y una se pregunta “¿y esto de dónde salió en un principio? ¿Quién se iba a comer eso?"

CONTROLAR LAS PORCIONES: a veces tenemos más hambre con los ojos. O sea, nos servimos de más según nuestro antojo y resulta que el hambre no era tanta. Propongo como medida preventiva servir porciones pequeñas y repetir si fuese necesario.

Puede sonar muy básico, pero no me pueden negar que, en un bufet por ejemplo, se bota la mitad de cada plato por la mala costumbre de servirnos de todo de una vez. En una casa pasa similar, una cosa es dejar comida en el sartén, la cual se puede refrigerar, y otra es dejar comida toqueteada en el plato, la cual normalmente va al basurero.

Mucha gente “se salva” de este punto porque les enseñaron que debían comer todo el plato, aunque les duela el estómago. Algunos no aprendimos eso o no nos es humanamente posible comer todo; de seguro a este grupo les servirá más la recomendación.

Tengan por seguro que se pueden hacer más cosas para crear un sistema personalizado para aprovechar la comida en casa, y ojalá también fuera de casa. Por hoy practiquemos estos dos consejos como preparación, de todas maneras no podemos evitar la limpieza de la alacena si queremos seguir adelante.

Seamos considerados. La comida no se bota.

Di Vargas


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