El trueque es el intercambio de servicios u objetos que prescinde del dinero para completar la transacción. Los involucrados definen el valor y los términos del trato para satisfacer ambos intereses. Me atrae esta propuesta porque permite el flujo de pertenencias de una manera divertida, dinámica y considerada.
Por medio del trueque podemos REDUCIR la cantidad de cosas que tenemos estancadas en la casa, además de las materias primas, etiquetas nuevas, empaques y bolsas que implica comprar cosas nuevecitas, o sea, convenientemente reduce los desechos en general. En su lugar recibimos objetos que si vamos a usar (en principio).
Por eso también implica REUTILIZAR a la potencia. Al intercambiar o vender artículos usados en buen estado se alarga su vida útil; en lugar de dañarse por desuso, las personas revaloran los productos según lo consideren adecuado. Como dirían por ahí, la basura de unos es el tesoro de otros.
Con todos esos atributos por supuesto que me inspiré y he tomado acciones para integrarme en el mundillo en cuestión.
EXPERIENCIAS “TRUEQUEANDO”
Mi iniciación fue el año pasado gracias a que una amiga me incluyó en un grupo de trueque en Facebook. Me animé a publicar mis servicios de traducción y revisión de textos, por lo que pronto recibí una oferta imposible de rechazar: clases de yoga a cambio de traducir un folleto informativo de un hotel. ¡Cuidado pierde!
Además de completar la traducción y las clases, recibí muchísimo más de lo que esperaba ya que ese contacto me introdujo al acroyoga con un grupo en La Sabana, lo cual se traduce en nuevas experiencias y gente tuanis. ¡Nada mal!

Luego, cuando hice la limpieza minimalista en mi cuarto surgieron varias cosas reutilizables. Doné la mayoría y mantuve algunas pensando en hacer trueque: una peluca PRO de Morticia, unas zapatillas de ballet que ni usé, varios bolsos, libros, una bolsa de canicas nueva, juguetes, joyas, entre otros.
Hace poco participé con dichos objetos en la primera feria de trueque de Bazar Barrio Chino. En esta ocasión se permitía tanto el intercambio como la venta a menor costo y hubo variedad de ropa, libros y otros artículos interesantes. Amé interactuar en vivo y en directo con la gente, conocer la historia detrás de cada cosa -Y- ¡concreté 1 venta! Creo que me ha ido mejor de lo esperado.


El próximo paso que tengo en la mira es con Karma Tribe. Es una plataforma de trueque en línea que se desarrolla desde Jacó, la cual promueve el intercambio de manera multilateral. Funciona ofreciendo y solicitando “favores”, como se les llama. A lo que he visto, los favores incluyen todo lo habido y por haber (desde un colchón inflable hasta una tarde de conversación) dentro de un espacio de bienestar común. Esta tribu conecta personas en distintos países para colaborar dejando el dinero de lado. Toca darle una oportunidad.

Entiendo que cueste confiar en que una persona extraña va a atender tus intereses por puro gusto, además nos hemos hecho la idea de que “objetos usados” significa ropa añeja y chucherías. Sin embargo, eso no tiene que ser así, cada persona tiene el control de lo que quiere dar y recibir, siempre asegurando la integridad del objeto o la relación.
Gracias a estas opciones de trueque, reconozco que esta actividad expande el sentido de comunidad, porque intentamos de corazón velar los unos por los otros. Realmente he disfrutado cada ocasión y animo a probarlo si quieren encontrar tesoros y conocer gente en un ambiente positivo.
Lo más que puede pasar es que la pasen bien.
Di Vargas