Resulta que se me llenó el basurero del cuarto. Para que haya materiales en ESE basurero, significa que en los últimos 5 meses: obtuve un material, lo transporté hasta mi casa, lo cargué hasta el segundo piso y crucé mi cuarto hasta alcanzar su destino. ¡Nombres! ¡Qué ganas! Imagínense todo el desecho que andaría cargando si todavía consumiera sin pensar en eso.
Lo positivo en este caso es que el mini basurero solo mide 19x14 cm; o sea, los esfuerzos para reducir desechos han resultado. Entonces para celebrar, me di a la tarea de analizar qué tiré ahí a fin de descubrir cuáles materiales para relleno sanitario he estado consumiendo. La motivación es simple: para cambiar el estado actual de las cosas, hay que detallar en todo aspecto.
Con esta revisión quiero seguirle el rastro a cada material: ¿Lo compré o me lo dieron? ¿Quién me lo dio? ¿Fue en un paseo o en un restaurante? ¿Pude haberlo prevenido? ¿Son materiales no reciclables o se pueden valorizar? ¿Cómo hago para no generarlo la próxima vez?

¿QUÉ ENCONTRÉ?
Facturas: de compras excluidas de mi declaración de impuestos y comprobantes de pagos con tarjeta.
Servilletas: vienen con la cerveza, los cubiertos y las tazas de café en bares y restaurantes.
Papel blanco o impreso reutilizado: yo soy de tomar notas a mano.
Cartón: 2 empaques de vidas pasadas y 5 tarjetas de transporte de Nueva York.
2 bolsas plásticas: confieso que no recuerdo de dónde salieron…
Brazaletes de actividades: fui 2 días a una expo y otro día a una feria.
Cápsulas de pastillas: lo que hace el dolor de espalda.
Curitas y sus empaques: mis zapatos de baile matan los dedos.
Calcomanías: el RTV del año anterior, las que traen las frutas y las impuestas por las aerolíneas.
Cinta adhesiva: sellé una caja de juguetes para heredar.
Etiquetas de artículos nuevos (cartón, plástico, tela, hilo y adhesivos): aunque tengo el reto personal de no comprar ropa por un año, tenía cosas sin estrenar con etiqueta, además compré un maletín y la bolsa de tela impermeable (muy necesaria).
Empaques de dulces: acepté unas Cremitas un día que moría de hambre, en el cumpleaños mi primito mastiqué el último chicle ácido empaquetado de mi vida, y he caído ante la tentación de bombones en canasta de papel. Perdón...
Bolsitas de azúcar: de mis primeros paseos.
Fósforos: estoy gastando el incienso y los fósforos que me quedan.
Una liga: ni idea.

PLAN DE ACCIÓN
En general quiero estar más atenta a rechazar los materiales. Esto se enfoca en la eterna lista de materiales de un solo uso, bolsas y papeles de poco valor (para mi) y seguro ayuda a prevenir otro montón de materiales no reciclables desde ya:
Tomar café sin azúcar fuera de casa.
Pedir mi cerveza, café y cubiertos sin servilleta.
Preferir recibos digitales si hay opción.
Chao confites y dulces empaquetados de una vez por todas.
Evitar productos que vengan en bolsa.
No comprar frutas con calcomanías, despedirme de la cinta adhesiva y las ligas.
Todas las opciones de arriba están bajo mi control. Hay otras partes del análisis que ocuparán más tiempo en asentarse y fijo darán sus frutos con el tiempo:
Investigar cómo proteger mis dedos sin usar curitas y si es mejor usar fósforos o encendedor rellenable tipo Zippo.
Escribir a las marcas de los productos no reciclables para que cambien su propuesta de empaque.
¡Listo! Aunque es posible que no todo sea infalible, estoy satisfecha con la propuesta que me planteo; no parece ser tan difícil de lograr y al final, el peor esfuerzo es el que no se hace. A ver cuánto duro en llenar de nuevo el basurerillo y qué encuentro la próxima vez.
Di Vargas