Las tan amadas y controversiales pajillas. ¿Por qué nos gustan tanto? ¿Por qué dependemos de ellas? ¿Qué alternativas hay para no contaminar tantísimo el planeta?
En los últimos meses he visto vastas campañas dedicadas a concientizar a la población sobre lo dañinas que son para el ambiente y a enseñarles a decir “sin pajilla, por favor”. Es una de las tantas geniales maneras de reducir los materiales de un solo uso y espero que sigan teniendo excelentes resultados.
Sin embargo, algunas personas pueden seguir necesitando la herramienta por varios motivos:
Al rato tienen sensibilidad en los dientes y les lastima el contacto directo con líquidos fríos o calientes.
Otros consideran que las ocupan para sus hijos pequeños para evitar derrames.
Incluso algunos restaurantes dirán que la consistencia de sus refrescos los obliga a recurrir a las pajillas.
Por dicha en este mundillo de la sostenibilidad hay opciones amigables para contribuir al bien del ambiente si nuestro gusto es continuar tomando bebidas con pajilla, independientemente de la razón. Acá les dejo un resumen al grano de las alternativas a las plásticas desechables:
COMPOSTABLES: fibras naturales, como el papel, la celulosa, madera, entre otras, nos permiten seguir consumiendo pajillas que en poco tiempo se degradan. El bambú es otro de estos materiales, es de rápido crecimiento y permite más de un uso. La gran ventaja es que se descomponen en mucho menos tiempo que el plástico.
REUTILIZABLES: acá tenemos dos materiales durables y resistentes, el acero inoxidable y el vidrio temperado. Hay de varios grosores, dobladas y rectas. Las de acero vienen doradas, plateadas y de unicornio (tipo arcoíris). Las de vidrio son como un Pírex cilíndrico y traslúcido (mantengan la calma, no se quiebra así no más). Ambas incluyen un hisopo para limpiarlas por dentro.

En términos de disponibilidad, no podemos esperar que los restaurantes y bares nos las provean YA (aunque estaría bueno que se apuren). Por eso mucha gente está optando por adquirir su pajilla personal a fin de ayudar a la transición. Por ejemplo, yo uso una de vidrio que me regalaron.
Ahora la pregunta del millón: ¿dónde conseguirlas y cuánto cuestan? La realidad es que todas estas son más costosas que las desechables tradicionales. Los precios oscilan entre 500 y 4.000 colones, lo cual no es descabellado si la voy a usar por varios años.
Las compostables se encuentran en la lista de proveedores de la Zona libre de plástico, las de bambú se consiguen con GuanaConsciente, con ParaVós Consulting se enteran más acerca del vidrio temperado, y en la TIENDA de Vivir sin desperdicios encuentran las de acero inoxidable.
Para terminar, debe haber gente preocupada por la salubridad de las pajillas reutilizables y están en todo su derecho. En lo personal, las considero igual que las botellas de agua para deporte con esos pequeños dispositivos “pajillezcos” que toda la vida hemos usado sin chistar. Confío en que cada persona seguirá sus técnicas de esterilización.
Al final, ¿cuál pajilla es mejor? Para mí, cualquiera que no sea plástica.
Di Vargas