Resulta que cumplí 30 años. Para mí esto solo puede significar una cosa: ¡FIESTAAAAA! Por eso, invité a unos amigos a mi apartamento para pasar un buen rato antes de salir a bailar. Pero claro, me puse a considerar un tema muy importante: la basura fiestera.
En Costa Rica tenemos la costumbre de llevar alguna cosa de picar cuando nos invitan a una fiesta en casa. El problema es que las papitas vienen en bolsas metalizadas, los dips en recipientes plásticos, los refrescos en botella plástica y los six pack envueltos también plástico.
Para rematar, lo que sea que sobre y todos los empaques vacíos quedan bajo la responsabilidad de la anfitriona. No sé a ustedes, pero a mí no me dan ganas de lidiar con materiales luego de una actividad, entonces ¿qué mejor momento para promover la reducción de desechos que en mi propia fiesta?
Sabía que, para lograr una fiesta sin basura, debía liberar a mis invitados de la responsabilidad de traer cosas más que sus bebidas. Para alcanzar esta meta, los preparativos se enfocaron en 3 áreas principales: invitaciones, comida y utensilios.
INVITACIONES
Lo primero fue establecer las reglas del juego. Notifiqué a mis invitados que iba a haber bocadillos, entonces no necesitaban traer nada; sin embargo, si traían materiales, los llevaran de regreso consigo al terminar la noche. Ellos saben mi estilo de vida entonces creo que no les sorprendió la petición.
COMIDA
De “platillo principal” hubo gallos de chorizo, el cual compré en mi recipiente. Acá van las importantes las tortillas, pero de eso les hablo más abajo…
El mismo día por la mañana fui a comprar maní mixto en mi bolsa de tela; es de ese con garapiñado, pasas y botonetas para tener algo dulce también.
Para acompañar, preparé pico de gallo y guacamole. Los ingredientes los adquirí en la verdulería en mis bolsas de tela como es de costumbre: aguacates maduros, chile dulce, cebolla, culantro, limones, tomate, entre otros. También descongelé unos frijoles que tenía para hacerlos molidos.
Como esos dips no se comen con los dedos, hice “chips” con tajadas de pan baguette tostadas en el horno (por supuesto compramos el pan en bolsa de tela).
VAJILLA Y SERVILLETAS
En mi aparta tenemos lo suficiente para dos personas, por eso tomé prestados platos y vasos de la casa de mi madre para no necesitar desechables.
Una vez en la fiesta caímos en cuenta de que la gente necesita limpiarse las manos al comer. Como yo no compro servilletas de papel ni las llamadas mayordomo, resolví por regalar los pañuelos de tela que tenía en inventario.
¡Y ya!
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Lo único que quedó es la TAREA POST FIESTA: ENCARGARME DE LOS MATERIALES. Si, fijo generamos materiales en el proceso:
Botellas de vidrio y latas de cerveza.
Empaques de plástico de las tortillas. Es lo único empaquetado que compré por armar el menú el mismo día. Para las próximas fiestas ya conseguí el contacto de una señora a quien encargárselas sin empaque.
La liga del culantro que se me olvidó dejar en el comercio.
De desechables solo quedó un vaso plástico que trajo una de las participantes quien no recibió mi invitación advirtiendo acerca de los materiales, pero bueno, no se le puede pedir tanto a la vida...
¡Ojo el nivel! La estrella dorada se la llevó mi hermana que trajo sus cervezas en bolsa de tela y al final de la fiesta se llevó sus latas vacías.
Termino agradecida con esta experiencia y con todos lo que me acompañaron en cuerpo y espíritu. Espero que esta sea la base para muchos otros eventos sin basura.
Di Vargas