Salimos temprano por la mañana y, al ser esta mi primera experiencia en una limpieza de playa grupal, fui a la expectativa de qué iba a ver, oler, tocar, pensar y sentir. ¿Qué tan sucia estaría la playa?
Por dicha los ríos fluyen, pero lastimosamente cargan nuestra basura. Aquí, en playa Guacalillo, se encuentra la desembocadura del río Tárcoles, punto por donde sale toda la basura no tratada del Valle Central.
Este río cruza la mayoría de las 7 provincias de Costa Rica y, por si no lo sabían (yo no lo sabía), se considera el más contaminado de Latinoamérica. Mucha de la basura que generamos desde el interior del país es la que vemos en playa Guacalillo y de ahí la enviamos al mundo entero con mucho amor...
¡Aplausos!

En fin… Imagínenlo así:
Primero pasamos por un sendero largo rodeado de maleza y pocos de botellas por aquí y por allá; eran tantas que de seguro ya alguien había dedicado tiempo a apiñarlas con el fin de recogerlas luego. Santísima, esto va a estar rudo…
Luego, al llegar a la playa me sorprendió ver solamente una botella de Milory adornando el paisaje, realmente en la arena de la “playa playa” no se veía basura. ¿Qué vinimos a recoger?
Ahhh pero luego, volviendo hacia la línea de maleza empezó el terror… Una tapa, otra botella, una pajilla, una suela de zapato y otra, una jeringa, una lata de aerosol, otra de gas, un separador para cerámica, un balde, un cepillo de dientes, un juguete, estereofón, mecates, un pedazo de manguera, empaques de confites, escobas, otra suela, otra botella, otro de esto y otro de lo otro…
[repetir esta oración sin respirar hasta ahogarnos en basura].
De verdad si una visita Guacalillo y ve este desastre pensaría que la comunidad es descuidada; sin embargo en este caso sabemos que mucha de la culpa es nuestra, mía, de todo mundo. La realidad es que la basura que desechamos en cualquier lado (aunque nos excusemos porque se la lleva el camión de la basura), termina en cualquier otro lado y alguien más carga con el problema. Siendo esto así, no podemos quitarnos la responsabilidad de encima.
Con esta actividad confirmé que es más sencillo evitar generar muchos de estos materiales o darles un mejor fin, que el esfuerzo necesario para limpiar el mundo. En un par de horas recogimos unas 70 bolsas y, aunque limpiamos mucho, es exagerada la cantidad faltante y la que sigue llegando cada día.
Si quieren más información sobre playa Guacalillo y el río Tárcoles, visiten esta, esta y esta página o simplemente lo googlean. Y por favor, hagámonos cargo de nuestros materiales desde casa.
Di Vargas