En el mundillo del “zero waste”, vemos tarritos de vidrio con la basura producida en cierto tiempo por la persona y en otros no. Sobre esto hay opiniones de todo tipo, entre asombro e incredulidad. A algunos les llama la atención y otros se preguntan si eso es realista o siquiera alcanzable.
La verdad, no importa cómo querás medir tu progreso; podés llenar un tarrito semanal, empezás con uno pequeño y luego es más grande, o podés no guardar nada. La belleza está en querer hacer algo. Y de paso les digo: Sí, es realista y sí es alcanzable reducir así tu basura.
EL SECRETO DEL ÉXITO
Con o sin tarrito, la cosa es sencilla: si el material no es valorizable, muy seguramente es basura. Como este asunto va más allá de bolsas y botellas, a estas alturas no aporta mucho poder recitar los 28 triángulos de los plásticos si sabés que no aceptan la mitad en tu centro de acopio. Igual se van a la basura.
Teniendo eso en mente, la toma de decisión se vuelve más fácil.

UN MODO DE “TARREAR”
Se darán cuenta de que no tengo un tarro de vidrio para mi basura. Eso es porque no la guardo. La foto de arriba es solo uno de mis tarros para granos.
¡¿QUÉ?!
YA LO HICE... por un tiempo.
Por etapas he guardado pocos de todo, de antes de ser reductora hasta ahora. En lugar de tarrito, tuve una gaveta solo para facturas y cosas de oficina. Tuve una caja de cartones y papeles a la par de la cama ver si se me ocurría una manualidad o algo. Y almacené cosas que no se reciclan por el gusto, imaginando qué hacer con esos materiales.
Luego de meses de guardarlas, decido pasarlas al siguiente eslabón de aprovechamiento o descarte, y eso está bien.
Actualmente la estrategia es revisar lo no valorizable cuando saco el reciclaje, tomar nota en la cabeza y seguir adelante (ver aquí y acá). Hay artículos que puedo eliminar y otros que siguen llegando al suave, como los palitos plásticos de las etiquetas de ropa, que hasta la de segunda las trae (o se las vuelven a poner).
La foto de abajo es de hace un año.

LA MAGIA DEL TARRO
Parame la música. El tarrito de basura es una herramienta fenomenal para darnos un empujón en el proceso, es como un reto mental que nos obliga a tomar acción sobre ALGO. Por todo lado hay ganancia:
- Comenzando por el hecho de que no querés andar con regueros, aprendés a lavar los materiales (como debería ser siempre).
- Querés que sea poco material entonces aprendés a rechazar cosas.
- No querés 2 de lo mismo ahí adentro, así que buscas cómo conseguirlo diferente o sustituirlo.
Es posible que tu “tarrito” sea un pote de Numar o una caja, también es válido que termine siendo una piñata de materiales. Al final de tu reto, acumulaste suficiente información para mejorar en las siguientes etapas y ya de por si te acostumbraste a nuevos hábitos. El fin se logra de cualquier manera.
Si hacen la prueba, recuerden: ANTE LA DUDA, NO HAY DUDA. Si no están seguros si se recicla o no, no lo tomen.
Di Vargas