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DEL BAMBÚ Y OTRAS DROGAS

Últimamente he visto en mis redes mayor interés por la fidelidad en la publicidad ambientalista. Asumo, la tendencia se da por la introducción de productos atractivos, algunos como sustituto a lo que de por sí se recomienda evitar, sin faltar las pancartas de “100% biodegradable” rondando por ahí.

Ante el crecimiento de la oferta de desechables eco, bolsas biodegradables y cepillos de dientes de bambú en el país, la gente compara y surge la duda ante algunos presentados como la pomada canaria cuando no lo son (si, si, “greenwashing”).

Los puristas del cero desperdicio nos divertimos probando, por ejemplo, los miles colores, precios, calidades y formas que ofrecen los cepillos. Con el tiempo es inevitable querer más información, sobre todo cuando su producción es tan lejana a nuestra realidad inmediata: se fabrican mayormente en China. ¡Sorpresa!

Un producto de este tipo nos obliga a pasear por variables como la obtención de materias primas, cultivo, fertilización, cerdas, manejo adecuado del desecho, entre otras. El problema que experimentamos es la falta de respuestas (por parte de los proveedores) que abarquen la amplitud de nuestras preguntas.

Con otros productos locales resulta más sencillo entender cada caso porque las relaciones con los productores son cercanas y tenemos la oportunidad de conversar en detalle sobre los envases e ingredientes. Lo suficiente para querer recomendarlos, digo yo...

Antes de seguir PASEN A VER ESTE VIDEO que resume algo de lo que hemos aprendido.

-- Ningún panda fue maltratado durante la realización de este video. --

MÁS ENREDADO QUE PELEA DE PULPOS

Ni tan enredado.

La Estrategia nacional para sustituir el consumo de plásticos de un solo uso por alternativas renovables y compostables, mejor conocida como la Zona Libre de Plástico, define una clasificación de materias primas y productos como biodegradables y compostables a fin de facilitar los procesos de reciclaje y disposición de dichos desechos.

La Estrategia menciona la necesidad de proteger al consumidor contra la desinformación ante los diversos productos en el mercado y evitar que sean etiquetados con características que los mismos no cumplen. ¡La furia de Zeus!

Según entiendo, los productos y materiales a base de plantas son aquellos que tienen origen en fuentes renovables, aunque esto no tiene relación directa con el mecanismo de degradación de esos materiales. Para que se de la descomposición oportuna del material en los elementos químicos que los componen en su forma natural deben presentarse condiciones ambientales óptimas como temperatura, humedad, presencia y tipos de microorganismos y acidez del medio.

Sin embargo, dado que normalmente las condiciones físicas y ambientales idóneas no se dan, se considera que “un material que contiene un 100% de materias primas de origen renovable puede y no puede ser biodegradable y/o compostable”. Por eso, se recurre a pruebas normadas para medir la biodegradabilidad y compostabilidad de un material.

Hasta acá con la teoría.

MOTIVOS PARA AMAR NUESTROS CEPILLOS

Una familia especializada en permacultura produce el primer prototipo en 2011 con el objetivo de promover los productos a base de plantas a fin de reducir la dependencia al petróleo. Desde entonces, adaptan el producto según avanza la tecnología en bioplásticos.

Aparte de utilizar bambú, uno de los recursos más sostenibles en el planeta, cultivan el suyo en un solo sitio en China, sin pesticidas ni fertilizantes, irrigado únicamente con agua de lluvia.

Finalmente, se valora que la familia en cuestión ha invertido en acreditar sus componentes a base de plantas por múltiples instituciones, siempre a la luz de que no son 100% biodegradables, sino que son reciclables y compostables.

Parece tener sentido...

Cerramos telón por hoy.

Caminos tendremos a como haya gente.

Para los gustosos de hilar fino en estas cosas, acá queda a mano este poquito de información.

Diana Vargas


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